Sunday, August 19, 2007


Las diferentes aristas de la fragilidad y la soledad, temas de carácter autobiográfico en un Retrato de una Chica en Cristal
de Tennessee Williams.
Este relato es parte de la colección La Noche de la Iguana y otros Relatos. A través del análisis de la obra trataré establecer el simbolismo adscrito en ella que nos permite evidenciar la fragilidad y soledad de los personajes. Es importante anotar que esta historia es por así decirlo la al primera etapa de The Glass Menagerie o el Zoológico de Cristal, obra con la que, Williams, se consagraría. En sus Memorias se establece que esta historia como muchas en su producción guarda grandes matices autobiográficos, haciendo énfasis en la condición especial de su hermana Rose. Este relato es terminado en junio de 1943, época en la que aún estaba latente el desgaste de la Gran Depresión y la amenaza presente de la II Guerra Mundial.

Desde el título Retrato de Una Chica en Cristal (A Portrait of a Girl in Glass), podemos ir estableciendo ese simbolismo:
  • Retrato: la descripción, la caracterización de alguna persona u objeto.
  • Una chica: el retrato será de una sola persona, que realmente en este caso simboliza a todos los miembros de la familia que a través de ella reflejan su propia fragilidad y soledad.
  • En Cristal: que nos evoca per se la fragilidad y el reflejo.

    El narrador inicia su relato situándonos espacialmente en una ciudad sureña, en un edificio de apartamentos «Vivíamos en un apartamento…en Saint Louis...» (Williams, 2006:73). Luego poco a poco nos va presentando a los personajes que habitan ese espacio.

    El narrador se describe como alguien de carácter anómalo y un poeta bajo la amenaza de un cambio radical o un desastre, pero actualmente trabajador en un almacén. El segundo personaje que entra a escena es su hermana, Laura, que dice es aún más difícil de clasificar. Ambos en conclusión son personas especiales que no entran en el común denominador, marginales al resto del conglomerado. Lo que se remarca en este comentario « No hacía el menor movimiento de aproximación al mundo, sino que se mantenía a la orilla del agua » (Williams, 2006:73)

    Por último tenemos a la madre pendiente de Laura; empujándola a explorar ese mundo al que ella al parecer no quiere conocer «Nunca se hubiera movido ni un centímetro,…,si mi madre, que era una mujer relativamente agresiva, no la hubiera empujado bruscamente…» (Williams, 2006:73). La madre a su vez jamás interactúa con alguien más o tiene contacto con el exterior.

    Su forma de aproximarla al mundo es enviándola a una academia comercial en la cual Laura nunca termina de encajar y a los pocos días deserta fingiendo día a día que asiste hasta que un día cae en cama y su madre descubre que hace mucho que ha dejado de ir. A Laura lejos de preocuparle le da una extraña satisfacción. Después de esto por decisión propia queda nuevamente confinada a su dormitorio, que representa su “lugar seguro” «Está era una habitación estrecha que tenía dos ventanas que daban a un patio oscuro entre dos alas del edificio» (Williams, 2006:74). Los hermanos llaman a este patio el Valle de la Muerte por que esta custodiado por un perro que no deja a gato vivo, muchas veces pueden escuchar las peleas u observar los cuerpos de sus víctimas. Esta es permanente la única vista al exterior de Laura. Así que para protegerse de aquella descomunal cripta baja las persianas y se mantiene en la penumbra ya que su madre raciona la energía eléctrica.

    Sin embargo aquella habitación tenía un mágico componente, la única fuente de luz. Una colección de figuras de cristal «Cuando entrabas a la habitación siempre había un resplandor suave y transparente que procedía del cristal, que recogía cualquier débil luz que penetrara entre las persianas desde el Valle de la Muerte» (Williams, 2006:75)

    «Mi hermana vivía en un mundo de cristal y también en un mundo de música» (Williams, 2006:75). En efecto el otro vínculo con la vida y su memoria era una colección de discos único recuerdo de su padre. El escuchar estos discos es otra forma de relacionarse que encuentran los dos hermanos, ella encerrada en su habitación cantando con dulce voz de niña y el escuchando en su madriguera mientras escribe. Ambos en su propio mundo unidos simplemente por la melodía. La madre de cierta forma siempre intrusa sólo entraba a aquel espacio para recordarles la factura de la electricidad.

    Laura no sólo estaba encerrada físicamente al parecer su soledad era de tipo emocional y mental «Pienso que los pétalos de su mente se habían cerrado al miedo, y es imposible saber hasta qué punto se habían cerrado en el camino hacia una sabiduría secreta» (Williams, 2006:76)

    Hasta aquí delineada la personalidad solitaria de todos los que cohabitaban el apartamento de tercer piso en el Maple Street. Cada uno con rutinas establecidas que fomentaban su aislamiento del resto, Laura en su habitación, contemplando sus figuras de cristal y escuchando música; él en su cueva escribiendo y la madre ajena a todo.

    El otro pasatiempo de Laura era leer Pecas, la historia de un joven huérfano, manco enfrentando grandes problemas «Pecas…era alguien al que ella invitaba a su habitación de vez en cuando para que la visitara igual que hacía conmigo» (Williams, 2006:77). Pocos son los que entran a ese espacio físico y emocional de Laura, su hermano un poeta y Pecas un joven solitario y discapacitado.

    En un segundo intento de la madre de Laura para empujarla al mundo es encontrarle una pareja. En dicha tarea involucra al hermano, que al parecer debido a su trabajo en el almacén es el único que tiene contacto con el exterior. Una de tantas noches lleva a un robusto irlandés, compañero de trabajo. Podría decirse que es con quien guarda mayor relación sin embargo no sabe nada de su vida, incluyendo que está a punto de casarse. Hecho que desmoraliza totalmente a su madre quien brevemente piensa que el milagro se dio y Laura y él han logrado hacer contacto.

    El “príncipe azul” además, tiene pecas lo que hace que Laura lo asocie con el personaje solitario de su libro favorito« ¿Pecas?-repitió Laura. Miró hacia mí como para confirmar una esperanza demasiado maravillosa» (Williams, 2006:83). Esta alegría dura muy poco ya que Jim revela que está comprometido. De pronto todo vuelve a quedar en penumbras, él se marcha y Laura vuelve a su habitación con sus objetos de cristal. «Se dirigió tranquilamente a su habitación y cerró la puerta» (Williams, 2006:85). Otra vez aislada del exterior.

    Pero no es únicamente Laura la que vuelve a su soledad lo hacen todos ya que constatan que el mundo es tan frágil como parece y que ellos son igual de frágiles. Todo de pronto se puede hacer añicos y los invisibles pedazos no se notan.

    Tom, el hermano, narrador, poeta es despedido por escribir de cuando en cuando mientras trabaja. Así que se marcha de Saint Louis dejando a Laura y a su madre de quien tiene pocas noticias pero no importando donde esta la recuerda, principalmente a su hermana. «Veo el débil y triste brillo del cristal, cientos de piecesitas transparentes de colores delicados. Contengo la respiración, pues la cara de mi hermana aparece entre ellos...» (Williams, 2006:85)

    La fragilidad y la soledad tal vez dos aristas del miedo. Miedo a pertenecer, miedo a ser herido, miedo de ser quien se es. Un temor que nos paraliza, nos hace huir o atacar dependiendo de la personalidad de cada quien. Como podemos ver en Laura a quien el temor deja estática, o a un Tom que huye y a una madre que ataca pasivamente. Todos se sienten solos y se perciben frágiles al final. Esta familia simboliza el miedo y están retratados en una fino lienzo de cristal que logra filtrar la luz pero no nos da una imagen clara de cada uno de ellos sino imágenes fragmentadas que estallan o como un caleidoscopio dan vuelta formando nuevas figuras sin conciliar una sola.

    Tomando en cuenta lo que nos dice el texto y lo que sabemos del autor a través de sus memorias podemos decir que Laura encarna ciertos aspectos de Rose diagnosticada esquizofrenia, que pasó la mayor parte de su vida adulta en hospitales mentales. Sufre una lobotomía prefrontal, Rose quedó incapacitada de por vida.

    La obra de Tennessee Williams está surcada por los inadaptados, los marginados, los perdedores, los desamparados, por los cuales muestra todo su interés, como explica nuevamente en sus Memorias. A través de todos sus personajes, en una mezcla de realismo y sueño, dentro del desastre o la fantasía, analiza la soledad, que fue la constante en su vida.

    Sus trabajos se basan en la oposición entre el individuo y la sociedad, recurriendo a personajes casi arquetípicos: la aristócrata en decadencia, la joven débil y víctima del macho dominante, el joven sensible y con aspiraciones artísticas, el hombre emprendedor y agresivo. Estos personajes tan característicos en este relato son símbolo de fragilidad y soledad.
  • Ficha Técnica
    La Noche de la Iguana y otros relatos
    Tennessee Williams
    Editorial DeBols!llo
    Colección “Contemporánea
    Traducción de Mariano Antolín Rato
    Primera Edición: abril, 2006
    Páginas: 262

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